lunes, 23 de agosto de 2010

¿Esperanzas?

Y cada segundo que pasa imploro más tu llegada.

Vuelvo a saborear tu oscura imagen rodeada por pasto seco, casi quemado.
Una gran bocanada de humo sale de tus antiguos y rotos labios, cosa que no me sorprende; siempre te recordé con un cigarrillo que se trasladaba constantemente desde tu mano derecha (si, aquella que acariciaba mis rizos dorados hace algunos muchos años) hasta tu boca, en la cual agonizaba lentamente, y recorría estrechamente tu garganta (esa que parecía de arena) para terminar en esos trozos de carbón que habitaban cómodamente en tu pecho. Siempre asocié tu gusto al tabaco a momentos tensos y nerviosos; creo que todas tus visitas se debían a eso.
Sigues ahí, solo veo tu espalda vestida de una camisa azul, a cuadros, tal como solías presentarte habitualmente por aquí; esa que después de esas discusiones acaloradas y portazos que multiplicaban mis pequeños nervios siempre se retiraba húmeda de ese inaguantable sudor de aguarrás que expulsaba tu cuerpo con el fin de no explotar durante esas incómodas e increíblemente cortas estadías.
Doy media vuelta, sólo media, y procuro mirar fijamente hacia abajo, tratando de encontrar algún trozo de ti que valga la pena, o al menos que recuerde con añoranza, entre medio de las incontables cenizas que botaste durante estos ínfimos minutos.
Me encuentro con tus pies, esos que ya están cansados de tanto correr de problemas sin solución, escondidos, como la mayor parte de ti, en unos botines de montaña que, por su increíble limpieza, delataban que nunca pisaste una montaña más que aquella que subiste en esas excursiones que tuviste de pequeño, cuando aún no cometías ningún error; hace mucho tiempo ya.

Una de tus manos se eleva tiernamente a acariciar mi rostro, y no puedo evitar alejarme un poco, con desprecio.

Intento hablarte, pero mi voz solo se pierde entre el humo que expulsa tu garganta.
Intento tocar tu piel, pero mis dedos no encuentran tu figura invisible.
Intento mirar tu rostro, pero ya ni siquiera en mis miles de recuerdos puedo proyectar la imagen de el.

¿Será que sigo perdiendo palabras, tiempo y espacio pensando continuamente en ti... hiriendo cada trozo de esa maraña de mentiras a la que suelo llamar "infancia"?

... esos pensamientos hermosos de nueva bienvenida que de manera tan abrupta se volvieron un asqueroso "adiós", otra vez.

0 ¿contemos?:

 
Blog Template by suckmylolly.com