Volvió tarde, sólo que al mismo lugar de siempre. Encendió un cigarro y se preguntó tantas veces por qué. Posó las manos en su rostro, ellas se mojaron rápidamente mientras el tabaco se consumía solitario. Simuló una sonrisa malpensada y fumó, y aspiró.
No reconocía con exactitud lo que pensaba en ese momento, ni las palabras que expresaban sus labios hundidos de recuerdos vagos. Buscó inspiración entre los rincones más rebuscados de su habitación y sólo se encontró con variedades de tristezas acumuladas, los trozos que habían dejado todas esas idas y venidas que de un momento a otro se concentraron cerca de su respiración. Ya nada era como antes, ni como podría haber sido, todo se tornó oscuro dentro de tanta claridad amorosa. Él se había marchado, y, al parecer, procuraba no volver, a pesar de todos los sentimientos que ella ocultaba con tanta devoción.
Tomó la manga de aquel polerón que guardaba un aroma ajeno, su aroma, y secó sus mejillas, y su cuello. Volvió a quemar el papel con sus pulmones y se dio cuenta que nada quedaba en el, ni tabaco, ni memorias. Se recostó nuevamente en su sofá carmesí, encendió su reproductor de música, sollozó y buscó angustia dentro de él, su canción.
Despertó, el amanecer le acariciaba de manera tímida su tez pálida, sonrojada y dolorosa. La batería había acabado y sus oídos molestaban por los audífonos. Miró alrededor y ahí estaba, el ángel de sus pesadillas, la causa de sus llantos, la causa de sus sonrisas. Corrió y tropezó con la realidad.
i would for you
Hace 15 años
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