¡Pero que porquería!

Es patético.
Todo esto,
es patético.

Esta estación del año
y este clima.
Este horario
y sus puestas de sol.
Estos días,
estas noches.
Este frío bochornoso
y este gélido calor.
Estas flores que florecen,
estos árboles que perfuman
y estas aves que cantan hasta el amanecer.
Estas nubes con figuras
y las drogas que te hacen imaginarlas.
Este cielo azul
y el humo que lo pinta de gris.
Esta mierda de perro que se esconde en la maleza,
ese pasto lleno de hormigas,
ese arbusto lleno de espinas
y esa tierra que mancha mis zapatillas.
Ese recreo que paso sola
y esos niños que me miran raro.
Ese vaso que me muero por tomar,
esa cerveza que me hace engordar.
Esa apariencia que trato de mantener
para que me miren en la calle con cara de linda.
Ese pelo que me tengo que teñir
y esas puntas que se quiebran con el aire.
Esas botas de milico que están de moda
y todas las estúpidas que se creen originales usándolas.
Ese sudor que me empapa
y la sensación de suciedad que me provoca.
Esa hora y media todas las mañanas
que ocupo en maquillarme y elegir ropa.
Ese sostén que me aprieta el pecho.
Ese perro que me mira siempre que hago el amor.
Ese sexo que no tengo.
Esos orgasmos que mis amigos comentan
como burlándose de mi.
Esas parejas que se enamoran justo hoy
y en dos meses se están golpeando
o embarazando
o sonriendo
o muriendo.
Esa adolescente que me siento.
Esa soledad que me invade,
esa impotencia que es impotencia,
esa impotencia que es rabia,
ese llanto que no está,
ese resfriado que no se va,
esa enfermedad que sigue su curso,
esa tristeza que no es,
esa sonrisa que es, pero no.

Que patético.
Que asco.
Que patéticamente asqueroso.